El PRI cumple 92 años y con un futuro nada halagador

Un pasado histórico represivo, numerosas acusaciones de corrupción y saqueo al erario público y la falta de cuadros hacen que el Revolucionario Institucional tenga latente la derrota en el 6 de junio

Como cada 4 de marzo, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) cumple años y en su 92 aniversario se advierte una premisa de poder: jamás había tenido tan baja representatividad pública en la antesala de una justa electoral.
En este 2021, el que alguna vez fuera el partido oficial de México por 71 años buscará recobrar algo del poder político que le fue arrebatado con más de 30 millones de votos en el 2018 y, para conseguirlo, se adhirió a la coalición Va por México, una alianza estratégica que promueven dos de los empresarios más poderosos del país: Claudio X. González y Gustavo de Hoyos.
Va por México logró congregar a los partidos políticos que habían sido rivales históricos (PRI, PAN y PRD) con la única finalidad de vencer a Morena en las urnas; sin embargo, un pasado histórico represivo, numerosas acusaciones de corrupción y saqueo al erario público y la falta de cuadros hacen que el Revolucionario Institucional tenga latente la derrota en el 6 de junio.


Para entender al “dinosaurio” se presenta el nacimiento, auge y caída del partido con una dimensión histórica. Este periodo abarca desde los principios del siglo XX con Plutarco Elías Calles, hasta la década de los 20 en el siglo XXI con la dirigencia de Alejandro Moreno, pasando por las presidencias más relevantes en el México moderno.
Represión, guerra sucia y corrupción: los clavos en el ataúd del PRI
La historia de México es difícil de entender si no se estudian los eventos ocurridos en 1968 y de cómo el presidente en turno, Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) optó por la represión antes del diálogo amplio y abierto. Primero fueron los médicos, después los estudiantes; sin embargo, la última palabra la tuvo el gobierno de Díaz Ordaz. Después de meses de protesta por parte de los estudiantes, y con la llegada de los juegos olímpicos de ese año en México, el gobierno federal ordenó la represión del movimiento con una última operación: la masacre de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, Ciudad de México, el 2 de octubre.


El gobierno sólo reconoció 26 muertos, 100 heridos y 1,043 personas detenidas; no obstante, testigos y vecinos de la colonia aseguraron que los cadáveres de estudiantes llenaron la plaza y que se deberían de contar por centenares, no por decenas. De acuerdo con el Consejo Nacional de Huelga (CNH) se perdieron la vida de 325 estudiantes; sin embargo, a más de 50 años de lo ocurrido, la cifra oficial no cambia.
En la década siguiente, con las siguientes administraciones como la de Luis Echeverría, el gobierno utilizó la Dirección Federal de Seguridad (DFS), un apéndice de la Secretaría de Gobernación, para espiar y amedrentar a todo ciudadano o expresión política que no estuviera de acuerdo con el régimen. A este periodo se le conoció como guerra sucia. De tal modo que no existía una sola voz que pudiera atentar verdaderamente contra el gobierno.
Después llegó la década de los 80 y junto con Miguel de la Madrid se inició el proyecto económico neoliberal en México. Dicha teoría política limita la intervención del Estado en asuntos jurídicos y económicos. Asimismo, es responsable del resurgimiento de las ideas asociadas al liberalismo clásico o primer liberalismo.
Por ese motivo, inició la campaña de privatización de las instituciones o empresas generadoras para el Estado: ferrocarriles, líneas aéreas, la telefonía nacional, la minería, la banca, etc