2023, el año de la lucha descarnada por suceder a López Obrador

*La definición en Morena y el resto de formaciones y la convivencia del presidente con su posible sustituto, claves políticas para 2023.

El año que comienza será para México eminentemente político. No es una gran novedad, habida cuenta de que la carrera electoral comenzó este 2022, mucho antes de lo esperado, desplazando otras áreas de interés, como la económica, social, de seguridad o energética, por poner unos ejemplos. Pero la certeza de que el año que viene se jugará en el terreno de los partidos y quizá de las ideas, abre interrogantes para analizar. No todos creen que sea quien sea el candidato llevará la victoria a Morena en las presidenciales de 2024.

Y aunque así fuera, ¿en qué lugar quedará el presidente durante este 2023 cuando se conozca su sustituto?

¿Cómo se rearmará la oposición y cuánto daño puede hacer al partido en cabeza?

¿Qué porción de futuro decidirán los resultados de las elecciones del Estado de México?


Los presidentes mexicanos, con todo y su poder, empiezan a desdibujarse en la medida en que se conoce el nombre de su sustituto. El caso de Andrés Manuel López Obrador puede ser distinto porque su partido político es muy nuevo y no son pocos los que opinan que él y solo él encarna el color guinda de Morena y su programa político. Por eso las elecciones presidenciales, dicen, serán un plebiscito a su Cuarta Transformación, por lo que su imagen puede seguir siendo pesada para el candidato a sucederle. Y ese nombre se sabrá en 2023, entre Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, según las encuestas. Con Adán Augusto López quizá dando una sorpresa. El cuarto en liza, Ricardo Monreal parece disiparse, en la medida en que no aclara si seguirá vinculado a Morena o, finalmente, se arrimará a las fuerzas opositoras; el presidente ni le ha mencionado en las últimas comparecencias, pero el jefe de la bancada morenista en el Senado puede dar la sorpresa por su cuenta y riesgo.

“Será interesante ver la convivencia entre López Obrador y el candidato que gane la selección para sucederle. No es seguro que el que lo consiga tenga vida propia, porque Morena no se ha consolidado como partido, es Obrador el que le da sentido; tampoco hay un programa político, más bien se trata de la lealtad al líder”, apunta el historiador del Colegio de México Humberto Beck. “Si la gente percibe que el candidato tiene el apoyo de Obrador, probablemente ganará”, añade Beck. Pero advierte un problema derivado de la famosa revocación de mandato que ideó el presidente para dar lustre a su sexenio: “Es un instrumento que puede servir para derribar presidentes, incluidos los de su propio partido, máxime tras las reformas aprobadas, en las que se baja el umbral de participación ciudadana” requerido para dar por vinculantes los resultados de esas votaciones.

Si se tienen en cuenta estas consideraciones de Beck, el 2023 será parecido a este año, donde los candidatos apenas se han despegado en sus intervenciones de la adhesión al líder.
El 4 de junio supondrá un alto en el camino de calado. Ese día se celebran elecciones a las gubernaturas de Coahuila y del Estado de México, este último de enorme poder simbólico y el más poblado del país, con unos 17 millones de habitantes. Es el último gran bastión del PRI y trampolín de presidentes. “Ahí se juega mucho, creo que esas elecciones marcarán el rumbo hacia 2024 y una derrota de Morena en el Estado de México puede ponerle en aprietos para las presidenciales”, opina Gustavo Gordillo. Para este analista político, la morenista Delfina Gómez, anterior secretaria de Educación, “es una candidata débil mientras que la fuerza del PRI en esta entidad es mayor que en otros territorios. Defenderán su fortaleza”.