Un resquicio legal permite a los japoneses cazar cientos de ballenas embarazadas “por la ciencia”

Tres balleneros japoneses partieron hacia el sur en noviembre. Volvieron en marzo tras matar a 333 ballenas, de las cuales 122 eran hembras preñadas y 114 eran ejemplares inmaduros; es decir, que aún no podían reproducirse.

Cazar ballenas es ilegal, pero un resquicio de la ley permite su captura con fines científicos. El problema es que estos balleneros no están tratando de entender el efecto del cambio climático en los océanos ni los cambios de comportamiento de los animales ante la contaminación acústica. Están cazando ballenas para vender su carne a mercados y restaurantes.

Lo evidencian las últimas cifras de la Comisión Ballenera Internacional: solo esta temporada (verano de 2017-18 en Australia), tres embarcaciones japonesas dieron caza a 333 ballenas Minke “en nombre de la ciencia”.

Pero, ¿por qué hay una cláusula en la ley internacional que permite cazar ballenas con fines científicos? Algunos investigadores creen que “la edad de las ballenas solo se puede obtener estudiando la cera de sus oídos internos y, por lo tanto, con métodos letales”. Otros no están de acuerdo y prefieren estimar su edad comparando su tamaño con el de otras ballenas conocidas.

Por eso la organización ecologista Sea Shepherd, que vela por la conservación de la fauna marina, pide la prohibición total de la caza de ballenas. “Nos gustaría recordar al gobierno japonés que las ballenas del océano Antártico están protegidas por el derecho internacional y por la ley australiana”, dice su director, Alex Cornelissen, en un comunicado.

Por su parte, Japón sigue permitiendo que la carne de ballena se venda como producto alimenticio, lo que resta credibilidad a sus afirmaciones sobre la investigación científica. Aunque la demanda ha descendido en los últimos años, el consumo de ballena en Japón se popularizó tras la Segunda Guerra Mundial como fuente de proteína animal. Según el Sydney Morning Herald, la intención del país es reanudar la caza comercial en 12 años.

“La muerte de 122 ballenas preñadas es una estadística impactante y una triste acusación sobre la crueldad de la caza de ballenas de Japón”, concluye Alexia Wellbelove, de Humane Society International.