No soy líder de ningún cártel: Caro Quintero

Nunca duerme dos veces en el mismo lugar. Su cobijo es un saco de dormir y una casa de campaña, con las que deambula en la oscuridad por las montañas del Triángulo Dorado cuando no puede llegar a una zona segura. La Sierra Madre al sur de El Paso le permite ver las estrellas en el frío, aunque no siempre lo haga por temor a los drones con los que el Ejército mantiene su cacería.

Su nombre es leyenda en esas tierras. Nació en Badiraguato y hace más de 30 años vivió como uno de los grandes capos del narcotráfico. Hoy es un fantasma que huye de los errores del pasado y de una supuesta persecución política de Estados Unidos y México para atraparlo, mientras él asegura que sigue cumpliendo una penitencia alejado de su familia y de la oportunidad de alcanzar la paz.

Rafael Caro Quintero se encontró con la periodista Anabel Hernández en una entrevista en la que el líder del extinto cártel de Guadalajara negó ser uno de los principales capos del cártel de Sinaloa, tras el arresto de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

La periodista y escritora especializada en temas de corrupción, narcotráfico y seguridad reiteró que el encuentro fugaz antecedió a una odisea desde su llegada al aeropuerto de Mazatlán.

Su narración describe cómo tuvo que cambiar de vehículos cada cierto tiempo con los escoltas enviados por el presunto líder del cártel de Sinaloa; varias paradas en hoteles y viviendas en las montañas; explorar los caminos rurales entre barrancos, ante la mirada inquietante de los soldados que realizan operativos de búsqueda.

Finalmente sostuvo el encuentro en lo alto, en una vivienda humilde que aleja la idea de los lujos y excesos a los que “El Príncipe” estuvo acostumbrado en la década de los 80.

 

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