México, país ‘juvenicida’

Ciudad de México.- “En su nombre, exigimos el esclarecimiento de los hechos y la justicia que ha sido sistemáticamente negada a la mayoría de las personas que hemos y han sido víctimas de la delincuencia y del abuso del poder”, dice un fragmento de la carta que el 26 de abril, al cumplirse 43 meses de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, en septiembre de 2015, fue lanzada por el Movimiento por la Paz, que encabeza el escritor Javier Sicilia.

Poco más de dos años después de la desaparición de los normaliastas la historia se repite: el lunes 19 de abril Javier Salomón Gastélum, de 25 años; Jesús Daniel Díaz y Marco Francisco Ávalos, ambos de 20 años, tres estudiantes de cine de una escuela privada en Guadalajara, desaparecieron mientras realizaban una práctica.

¿Qué fue lo que pasó? Hasta ahora es confuso y hay mucho por investigar, sin embargo, las autoridades de Jalisco ya dieron una versión: criminales los secuestraron, asesinaron y disolvieron sus cuerpos en ácido.

La indignación no cesa. México vive el horror de las desapariciones. Con lágrimas, gritos de rabia y de luto la sociedad civil salió a las calles a manifestarse el jueves pasado en repudio del Gobierno de Jalisco, por su incapacidad por contener al crimen organizado y a su violencia.

“Su ausencia nos duele a todos”, decía la manta que encabezaba la marcha que, desde la recién llamada ‘Glorieta de las y los Desaparecidos’, que en realidad es la Glorieta a los Niños Héroes. Ahí, el jueves, colectivos de estudiantes, profesores, padres de familia y miembros de la comunidad artística gritaron consignas en rechazo a la triste situación del país que mata a sus jóvenes.

“¡Marco, Daniel, Salomón, presentes. Descansen en paz, que en Jalisco no hay”, gritaban por toda la marcha.


Coahuila no es ajena a las desapariciones. Se estima que en el estado hay casi 2 mil casos y gran parte de ellos corresponden a jóvenes.

Verdad histórica 

¿Qué fue lo que pasó? Estos son los datos oficiales que la Fiscalía de Jalisco informó del caso y una breve cronología de cómo ocurrieron los hechos.

El lunes 23 de abril la Fiscalía de Jalisco dio a conocer que contaban con evidencia para confirmar que los estudiantes de cine desaparecidos el 19 de marzo fueron golpeados, asesinados y disueltos en ácido por narcotraficantes.

Según lo establecido por la Fiscalía de Jalisco, integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación “levantaron” a los jóvenes, ya que los confundieron con gente de Diego Gabriel Mejía, de Nueva Plaza, el cártel rival.

Un día antes de la desaparición de los estudiantes de cine, el 18 de marzo, gente de Nueva Generación vigilaba a Diego Gabriel Mejía, de Nueva Plaza, como parte de un plan para neutralizar las operaciones de la competencia.
Al día siguiente, el 19, los tres estudiantes de la Universidad de Medios Audiovisuales (CAAV), como parte de sus actividades escolares, planeaban filmar un video.


Investigadores analizan restos humanos encontrados en una propiedad de la tía de Javier Salomón Gastélum.

La línea del tiempo presentada por la Fiscalía del Estado de Jalisco señala que los estudiantes fueron llevados a la cabaña utilizada para hacer sus tareas. El sitio pertenecía a la tía de Javier Salomón, quien tiene un negocio de estéticas.

Sin embargo, la casa era en realidad una casa de seguridad de Diego Gabriel Mejía de Nueva Plaza, dato desconocido por los estudiantes, según confirmó la Fiscalía.

En algún punto entre las 19:00 y las 20:00 horas, seis hombres fuertemente armados sometieron a los tres estudiantes de cine y los introdujeron a un vehículo.


Tía de Javier Salomón Gastélum, involucrada.

Luego, fueron llevados a otra casa de seguridad. Tras un interrogatorio, Javier Salomón murió a causa de los golpes propinados. Jesús Daniel Díaz y Marco Francisco Ávalos murieron
asfixiados.

Los hombres trasladaron los cuerpos de los estudiantes de cine a Amapola 450, de la colonia Prados de Coyula, también Tonalá. Ahí los cadáveres fueron disueltos en ácido; se utilizaron 46 bidones de 56 litros y tres tinacos de ácido sulfúrico, el procedimiento usual del crimen organizado para no dejar restos.

La evidencia

El lunes 23 de abril, Raúl Sánchez, fiscal de Jalisco, en conferencia de prensa anunció los resultados arrojados por las investigaciones hechas:

Se sabe que al menos ocho personas estarían involucradas y parte de los que se sabe fue por cientos de entrevistas que se hicieron. La investigación del entorno en el que se movían los estudiantes y el haber llegado a la detención
de dos hombres quienes confesaron su participación, Gerardo “N” y Omar “N”, este último está hoy en la mira ya que es conocido en plataformas de música y redes sociales como un cantante rapero quien fue vigilante y se encargó con otros de meter los cuerpos en ácido, acción que posiblemente no era la primer vez que realizaba y por lo que recibía una módica cantidad (3 mil pesos se estima) de dinero por parte del cártel.

Sobre los estudiantes de cine disueltos en ácido, la Fiscalía de Jalisco declaró que identificó material genético correspondiente a Jesús Daniel y Marco Francisco. No se han encontrado restos de Javier Salomón Aceves Gastélum.


“Lo que se disuelve es la autoridad”, rezaban las consignas de la marcha del jueves en Guadalajara.

En el laboratorio de genética analizamos muestras biológicas de diferentes lugares y se pudo obtener el perfil genético de una mancha hemática que corresponde con los familiares de Jesús Daniel y durante el transcurso de los análisis posteriores se localizó material biológico de otro indicio de Marco Francisco. Actualmente seguimos trabajando analizando muestras, declaró el lunes 23 de abril, Karina Hernández Cortés, coordinadora del Laboratorio de Genética del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses.

Se precisó que en laboratorio fueron estudiados alrededor de 100 indicios, y hasta la semana pasada aún seguían en valoración 67 de 20 perfiles genéticos diferentes, en espera de que alguno de estos corresponda a Javier Salomón.

Le canta a la muerte 

Omar “N”, alias “QBA”, el rapero ligado a la muerte de tres estudiantes de cine en Jalisco, y quien presuntamente disolvió en ácido los cadáveres de los jóvenes para no dejar rastro de su paradero, cuenta con un canal enYouTube, en el que presenta temas que hablan de violencia, alcoholismo y drogas.

“¿Qué no quieren que siga? Yo sí he visto a hommies morir en el calor de las balas y nunca siendo chavalas”, dice la letra de una de las canciones que aparecen en dicho canal de videos.

Omar “N”, quien presuntamente forma parte del Cártel Jalisco Nueva Generación, confesó que su actividad en dicho cártel era disolver en ácido a las personas, según lo informado por la fiscal central de Jalisco, Maricela Gómez Cobos.

El rapero, quien en su canal de YouTube cuenta con 121 mil 544 suscriptores, exhibe a través del video titulado Descansar en Paz, el momento en el que una víctima, al parecer de un secuestro, es golpeada constantemente.
“Pa’ que disparo con mi voz lo deshago, mi lírica es el extra si cuesta pues lo pago”, dice en parte del tema.

Perfiles ¿Quiénes eran?

La desaparición de Jesús, Javier y Marco ha cimbrado a la sociedad mexicana.

Javier Salomón Aceves Gastélum

Salomón Aceves tenía 25 años. Le decían de cariño “Salo”. Era originario de la ciudad de Mexicali y era estudiante de cine en la Universidad de Medios Audiovisuales de Guadalajara (CAAV).

Su hermana Michelle escribió un conmovedor mensaje en su cuenta de Facebook en el que lo describió como una persona muy dedicada, que mostraba pasión por la cinematografía

“Me pone triste que hayan apagado tus sueños así nada más. Yo sé que tenías futuro, se notaba en el cómo sostenías tu cámara, como dirigías”, escribió.

“Sobre ti había colores, una luz que resplandecía en tus ojos de tantas ideas e imaginación que tenías. Tú nunca estabas en blanco”.

Otra de sus pasiones era tocar la batería. Lo hacía con la banda Betray Me, la cual también publicó un mensaje de despedida: “Hasta siempre, hermano, siempre vivirás en nuestros corazones. Fuiste y serás parte esencial de este proyecto”.

Jesús Daniel Díaz García

Daniel Díaz era originario de la ciudad de Los Cabos, en Baja California Sur. También tenía 20 años y era alumno del CAAV.

A menudo compartía sus trabajos audiovisuales en la plataforma Proyecta de su escuela. También le gustaba jugar futbol. De hecho, cuando fue secuestrado, usaba muletas por una lesión que sufrió al jugar balompié.

Sus compañeros lo recuerdan por su alegría y por ser una persona muy tranquila.

“Nosotros hacíamos tarea juntos, nos juntábamos en mi casa, en mi departamento para hacer tareas, para hacer videos, para hacer guiones”, dijo una de sus compañeras al diario Mural.

Varios de los trabajos que hicieron los tres estudiantes juntos los compartían a través de YouTube.

Marco Francisco García Ávalos

Prefería firmar como Marco Ávalos. Era originario de Tepic, Nayarit, y tenía 20 años.

Apenas estaba cursando el segundo cuatrimestres de la CAAV y su talento se enfocaba en la edición de video y el manejo de programas de postproducción, según han dicho sus compañeros a la prensa de Jalisco.

“Su sueño era ser el mejor director y nadie lo dudaba, porque todos sabíamos lo talentoso que era y el don que tenía para comunicarse con la gente”, dijo su amiga Aylin Michelle al diario El País.

También lo describió como el chico que “le daba lo divertido” a las reuniones de amigos.

¿Qué dice este crimen de la situación del país?

El Gobierno de Enrique Peña Nieto comenzó con índices delictivos a la baja, principalmente en el renglón de los homicidios que marcaron negativamente el sexenio de Felipe Calderón.

De acuerdo con analistas consultados por la BBC, eso generó una percepción de que la seguridad en el país estaba mejorando.

Sin embargo, la Administración llega a sus últimos meses de gobierno este 2018 con la cifra más alta de homicidios en un Gobierno de seis años desde que se iniciaron los registros oficiales en 1997.

Para el académico y experto en seguridad nacional Javier Oliva, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el caso de los tres estudiantes asesinados en Jalisco es “síntoma de cómo la violencia en México está muy lejos, muy lejos –enfatiza– de descender o estar controlada”.


La Glorieta a los Niños Héroes en Guadalajara ahora es llamada “La Glorieta a los Desaparecidos”.

Los mapas muestran los radicales cambios de influencia territorial de los cárteles del narcotráfico en México. En particular, el tipo de violencia usada en contra de Salomón, Marco y Daniel, refleja los niveles de crueldad que han alcanzado las organizaciones criminales, dice el académico a BBC Mundo.

“Nos remite a cómo ha ido escalando la sevicia, que es una palabra muy fuerte en español: una crueldad extrema, inhumana, si es que la crueldad puede ser catalogada de otra manera”, señala.

Por su parte, Francisco Rivas, director del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), una ONG que monitorea los índices de inseguridad en el país, señala que este tipo de crímenes son los que exponen la falta de control del territorio mexicano por parte del Gobierno.

En este caso, los universitarios realizaban un proyecto escolar y fueron secuestrados en Tonalá, un municipio conurbado de Guadalajara.

¿Por qué Guadalajara es tan atractiva para el lavado de dinero del narcotráfico en México?

“Si hay algo que desnuda la debilidad del Estado son las desapariciones, porque donde hay desapariciones, el Estado no controla el territorio”, indica Rivas.

El analista considera que el hecho de que haya pasado más de un mes desde que los jóvenes desaparecieron para que las autoridades encontraran evidencias de qué pasó con ellos muestra las falencias de la autoridad.

El gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, había pedido un plazo de 15 días para resolver la desaparición de los jóvenes, pero los resultados fueron presentados luego de 34 días.

“El Estado es incapaz de tener una respuesta temprana y pronta. Hay debilidad para investigar los delitos, hay violación de los derechos de las personas y falta de acceso a la verdad y la justicia para las personas”, explica.

¿Por qué los jóvenes?

Como las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía indican, de alrededor de 210 mil homicidios que ocurrieron de 2007 a 2016, más de 107 mil fueron de personas entre 15 y 34 años.
En promedio, por cada mujer que fue asesinada, ocho víctimas fueron hombres.

Si bien una parte de ello se explica por el hecho de que el grueso de la población mexicana es joven, el director del ONC también señala que las condiciones sociales y económicas hacen propicio el que sean reclutados.

“Los jóvenes están más expuestos en su vida cotidiana”, señala Rivas, pues además de que padecen de la falta de respeto a sus derechos humanos, también carecen de espacios de estudio y trabajo.

“Pueden entrar al narcotráfico o a la delincuencia organizada porque es el mercado que más fácilmente les recibe, en donde hay ingresos potencialmente mayores que en un mercado laboral lícito. Pero también hay quienes ingresan por ser obligados”, indica.

Además de los homicidios, el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas muestra que de 34 mil personas que están en calidad de desaparecidas en México, 35% es menor de 29 años.

“No es posible continuar así”, expresaron el miércoles pasado en un inusual comunicado conjunto la UNAM y la Universidad de Guadalajara, dos de las principales instituciones de educación superior de México.

“Cada uno de ellos representa una investigación fallida, una familia destrozada y una esperanza perdida. La escalada de violencia y la impunidad rampante está presente en todos los rincones de nuestra nación”.

Y añadieron: “Exigimos acciones inmediatas para frenar y erradicar esta violencia que a todos nos agravia e indigna”.