La fría noche de la despedida de un amor, abuelito vela a su esposa en completa soledad y la foto se vuelve viral

Don Ramón está solo en el velatorio. Lleva una chamarra, gorro, pantalón y las manos en los bolsillos. Afuera de la funeraria el frío cala hasta los huesos, pero no es la única frialdad que en ese momento sufre. Está rodeado de sillas vacías, nadie lo acompaña. Al fondo de la sala está el féretro de su esposa.

No hay flores sobre la caja gris. No había dinero para comprarle un arreglo fúnebre a quien lo acompañó durante 40 años, el amor de su vida. Ni su hijo pudo despedirla, él se quedó en casa debido a su discapacidad motriz.

María Asunción Esparza murió en la sala del Hospital General en la que permanecía internada. Su estado de salud se complicó por una caída que le dañó los riñones. A pesar de la atención médica que recibió, no había dinero para las costosas operaciones que requería. Don Ramón hizo todo lo que estuvo a su alcance para rescatarla del manto de la muerte, pero esta llegó pronto y le arrebató a su compañera de vida.

Su vecina describió la historia de amor de don Ramón y doña Asunción como algo digno de conocerse. Siempre estuvieron acompañándose, siempre queriéndose, ayudando a su hijo que por un golpe en la cabeza sufre una discapacidad.

La historia de don Ramón circuló a través de las redes sociales y de pronto se hizo viral. Sandra Pineda movilizó a los saltillenses y en cuestión de horas cientos de personas acudieron al funeral de doña Asunción.

Llevaron a don Ramón flores, despensas y palabras de aliento. El frío y la soledad desaparecieron repentinamente, al menos por algunas horas. Los desconocidos se convirtieron en sus acompañantes durante la gélida noche en la que veló a su esposa. Doña Asunción finalmente tuvo un funeral en forma.

La noticia llegó hasta El Tunal, de donde es originario don Ramón. Los familiares llegaron tarde. Elementos de la Policía Municipal también escucharon la historia y de inmediato organizaron una colecta.

Agentes de cada sector a bordo de sus patrullas acudieron a presentar sus respetos y dieron el pésame al hombre, quien al final sólo pudo decir un “gracias”.

Varias patrullas de la policía fueron cargadas con las coronas de flores que otros ciudadanos enviaron.

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La misa fue en la Iglesia del Refugio por el sacerdote Adolfo “Gofo” Huerta. Él también se unió a la causa y donó el dinero de las limosnas para que don Ramón pueda sustentarse ahora que no está su esposa.

La misa terminó. Seis hombres cargaron el féretro y caminaron hacia la entrada de la parroquia. Detrás de ellos iba don Ramón, quien daba pasos pausados, con una postura encorvada y mirada al piso. Así despidió al amor de su vida, a su fiel compañera.

 

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