En Rosario, tirotearon un colegio y la parroquia de un cura que denunció a bandas narco

Fueron al menos 15 disparos. El sacerdote aseguró que no tiene miedo y que no piensa irse del barrio.

Los disparos despertaron al cura Juan Pablo Núñez cuando dormía esta madrugada en la parroquia María Reina de la ciudad de Rosario. Creyó que era un tiroteo más pero, esta vez, los tiros eran una advertencia para él. Hace unas semanas había vuelto a denunciar la actividad de bandas narco en el barrio.

Siete disparos impactaron contra la puerta de chapa de un colegio ubicado en la vereda de enfrente y al menos otros ocho fueron los que destrozaron la puerta de vidrio de la capilla. “Llama la atención la agresividad de cómo fue la cosa. Se quedaron esperando. Tengo la mala fama de haber salido en otras situaciones, esta vez no salí y se quedaron esperar a que saliera”, manifestó el sacerdote a Rosario.

Pero no salió y los agresores, que se movilizaban en moto, escaparon sin ser reconocidos. Sin embargo, no fue la primera intimidación que recibió por su trabajo social. El martes pasado había recibido otra amenaza: “Agarrá plata, callate la boca o te quemamos”, le dijeron dos jóvenes de unos 18 años.

Atacaron una escuela ubicada enfrente de la parroquia del padre Núñez.
Atacaron una escuela ubicada enfrente de la parroquia del padre Núñez.

Después de eso, Núñez le envió un mensaje por celular al grupo integrado por la comunidad educativa y religiosa en el que denunciaba la situación. “Docentes y comunidad de María Reina. Hace unos meses la violencia se incrementó en el barrio por la venta de drogas. Tomé contacto con autoridades y los denunciamos. Tenemos vecinos amenazados para que vendan drogas o callen su boca. Confiamos en la protección de María”, alertó entonces.

“Evidentemente es una zona tomada por organizaciones narcocriminales. Se dispuso seguridad fija en el lugar”, afirmó el subsecretario de Investigación Criminal de Santa Fe, Darío Chávez, a Radio La Ocho. Hasta el momento, los atacantes no fueron identificados y no hay detenidos por el hecho.

“Miedo no tengo. No porque sea corajudo, sé que estoy haciendo lo que Dios me está pidiendo, por amor a la gente del barrio”, aseguró el sacerdote a los medios locales y sobre la posibilidad de irse su respuesta fue contundente: “Por supuestísimo que me quedo”.