Adul, el adolescente atrapado en la cueva de Tailandia que “salvó” a sus compañeros porque había escapado de la guerra

*El chico huyó de Myanmar sin nacionalidad a los seis años y se refugió en una iglesia donde lo educaron. Su historia trágica le dio una habilidad clave que ayudó al equipo a sobrevivir.

ntes de quedar atrapado en la cueva de Tham Luang en Tailandia, Adul Sam-on ya había dado muchas batallas. Para él sobrevivir a la oscuridad y el hambre fue casi un dejavú. A los seis años escapó con su familia de una zona de Myanmar dominada por la guerrilla, el cultivo de opio y el tráfico de metanfetamina. Tuvieron que emigrar sin nacionalidad ya que son descendientes de una etnia minoritaria; por lo que aprendió inglés, tailandés, birmano y mandarín. A pesar del trauma del encierro, el adolescente jugó un papel clave en el rescate: fue el intérprete de los buzos británicos que los ayudaron a salir.

 

El chico de 14 años vivía en una iglesia de la ciudad fronteriza de Mae Sai, que lo recibió cuando huyó de la triple frontera donde convergen Tailandia, Myanmar y Laos. En esa zona, llamada “el Triángulo Dorado”, viven miembros de varias milicias étnicas que durante décadas lucharon por independizarse del gobierno de Myanmar, que los reprime constantemente. También es un importante centro de contrabando.

A pesar del hambre y el cansancio, el nene se comunicó con los buzos para ayudar en el rescate. Adul es el mejor alumno de su clase en la escuela Ban Wiang Phan a la que va y, por su buen desempeño logró una beca para acceder a educación gratis y almuerzo diario.

Punnawit Thepsurin, el director del colegio, explicó a The New York Timesque la quinta parte de los estudiantes no tienen nacionalidad y pertenecen a minorías étnicas. Para él, la vulnerabilidad de no tener documentos y haber escapado de la violencia los fortaleció. “Los nenes sin nacionalidadtienen un espíritu combativo que los hace querer destacarse. Adul es el mejor de los mejores”, sostuvo.

Aún en condiciones extremas, mientras estaba encerrado y luchaba por no morir, el chico les hizo caso a sus papás que le pidieron en una nota: “Cuando salgas, tenés que agradecerle a cada uno de los oficiales”.

Los 12 jugadores del equipo de Mu Pa (Jabalíes Salvajes) tienen entre 11 y 16 años y estuvieron atrapados más de dos semanas en la cueva de Tham Luang. El 23 de junio se perdieron porque los sorprendieron las fuertes lluvias de la temporada del monzón y no pudieron volver a salir. Cuando los buzos británicos los encontraron, estaban esqueléticos.

Tres de los chicos pertenecen a esas minorías étnicas sin nacionalidad, al igual que su entrenador, Ekkapol Chantawong. Los papás del DT murieron en Myanmar cuando él era chico, por lo que entró en un monasterio budista en Tailiandia y aprendió a meditar. También a él su historia de vida lo ayudó a salvar a sus alumnos: les enseñó a meditar para que resistieran el estrés.

Según la Organización de las Nacionales Unidas (ONU) alrededor de 440.000 personas viven en Tailandia sin nacionalidad. Algunos grupos de derechos humanos estiman que la cifra de refugiados -en su mayoría víctimas de la larga disputa entre etnias en Myanmar- puede llegar a los 3 millones.